Autor de la Fotografía: Martin Lee (Licencia Creative Commons)
Como ya hemos comentado, el equipo de Renault a mediados de los 70 trabajaba en el desarrollo de coches para diferentes competiciones. Desde rallies a carreras de resistencia, pasando por la Fórmula 2 y la Fórmula1.
En concreto, el equipo de ingenieros de Renault, con François Guiter a la cabeza, diseñó un motor V6 de 2 litros turboalimentado, tras una intensa formación en el desarrollo de estos motores en Estados Unidos.
En principio, su idea era implementarlo en Fórmula 2 y resistencia, pero se decidió a hacerlo también en la Fórmula 1, una idea de lo más rompedora y en la que colaboró activamente Elf, su patrocinador.
En 1977, Renault hizo, por fin, su debut en la Fórmula 1. Lo hizo a mitad de temporada, en el gran premio de Reino Unido, con Jean-Pierre Jabouille al volante. Se retiró de la prueba, así como en las 3 carreras siguientes y no calificándose en el Gran Premio de Canadá, la penúltima de las pruebas del campeonato.
El Renault RS01 comenzó a apodarse como la “Tetera Amarilla”. Sobre el color no hay ninguna duda, ¿pero por qué se le denominaba tetera? La realidad es que el motor del monoplaza casi siempre se rompía, saliendo un humo blanco característico. Así, la poca fiabilidad del motor y ese humo eran objeto de mofa en la parrilla y en la prensa deportiva de la época.
El campeonato de 1978 tampoco comenzó como esperaban en Renault, con varios retiros. Sin embargo, en Mónaco y España ya consiguieron, al menos, terminar la carrera. Sin embargo. Después de 7 carreras que finalizaron con retiro, llegó el Gran Premio de Estados Unidos, donde llegó a los puntos, terminando en cuarto lugar.
La trayectoria del Renault RS01 no tardaría en finalizar. En las primeras carreras, ya con dos pilotos, tampoco completaron ninguna carrera. Eso sí, en el Gran Premio de Sudáfrica, consiguió la pole, gracias en parte a que el rendimiento de los motores atmosféricos es muy inferior a un motor turbo en un circuito a una elevada altitud.
El Renault RS01 fue sustituido a mitad de competición por el RS10, con importantes mejoras en motor y con un diseño ya basado en el “efecto suelo”. Jaboubille consiguió ganar a la cuarta carrera que condujo dicho vehículo, en el Gran Premio de Francia.
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