Autor de Fotografía: Micap (Creative Commons)
Su rendimiento era sensacional, superaba los 350 km/h de velocidad punta y conseguía un par motor máximo de 630 NM a 5.4000 rpm, gracias también a otro cambio innovado: la inclusión de la inyección directa de combustible.
Por su parte, la estructura de la carrocería era de monocasco de aluminio, el cual le dotaba de una mayor resistencia y estabilidad, además de ligereza.
¿Y qué hay de la aerodinámica? Aquí es donde el equipo de desarrollo de Porsche llevó al máximo “el efecto suelo”, donde la reducción de espacio entresuelo del coche y asfalto permite que el aire que fluye mejore el rendimiento del coche, sobre todo en giros de curva.
Es más, en el museo de la marca, en Stuttgart, puedes encontrar un Porsche 956 L colgado bocabajo. ¿Por qué? Se dice que físicamente es posible pilotar este vehículo bocabajo hasta los 321 km/h, ¡una pasada!
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