Autor de la fotografía: Martin Lee (Licencia Creative Commons)
Senna decidió implantar una serie de cambios en el monoplaza, ante la prematura escapada de Schumacher en el campeonato, ganando las dos primeras carreras. La desesperación de Senna se hizo patente desde el comienzo de la carrera y los fallos de seguridad del vehículo tuvieron consecuencias nefastas. En la séptima vuelta, su coche salió de pista e impactó a más de 200 km/h, falleciendo horas más tarde. La temporada quedaría marcada por este hecho.
Schumacher prosiguió con su dominio en el campeonato. En las primeras 8 carreras, solo cedió el primer puesto en el Gran Premio de España, a favor de Damon Hill. Ahora, el camino rumbo al campeonato no estaba decidido, ¡ni mucho menos!
El Gran Premio de Inglaterra fue un importante punto de inflexión. Schumacher terminó segundo tras Damon Hill, pero fue descalificado por ignorar una bandera negra, la cual no había sido comunicada por el equipo al piloto alemán. Aunque la sanción inicial era la de no poder correr en las dos siguientes, acabó siendo apercibido.
En la siguiente carrera, ni Schumacher ni Hill puntuaron mientras que, en el Gran Premio de Hungría, Schumi venció y el piloto británico quedó en segundo lugar. Parecía que estaba todo controlado, ¡pero no!
En el Gran Premio de Bélgica, Schumacher venció, pero una infracción técnica, en la que una placa de madera de la parte inferior de su coche medía menos de lo reglamentario, hizo que no solo se le retiraran los puntos de la victoria, sino que se le retiraron los puntos obtenidos en el gran premio de Inglaterra, en el que fue apercibido, y una sanción para no correr en las próximas dos carreras.
Damon Hill no desaprovechó la oportunidad. Consiguió vencer en las dos siguientes carreras lo que, unido a la victoria “en los despachos” de Bélgica, le situó a tan solo 1 punto, a falta de 3 carreras.
En el Gran Premio de Europa, Schumacher supo aguantar la presión y se alzó con la victoria. El papel se invirtió en el Gran Premio de Japón, donde Hill realizó posiblemente su mejor carrera.
Todo quedaba pendiente para la última carrera, el Gran Premio de Australia. El cierre de tan aciago campeonato contó con diversos protagonistas. Mansell, el cual había vuelto en sustitución de Senna, consiguió la Pole, aunque rápidamente Schumacher y Hill pasaron a dominar la prueba.
La tensión se hizo patente cuando Schumacher se salió de pista y dañó su monoplaza contra un muro, aunque pudo reconducirlo y seguir en primera plaza. Hill decidió atacar sin contemplaciones. De hecho, lo hizo en una curva casi imposible, siendo cerrado por Schumacher, el cual le golpeó en el cruce. Una de sus ruedas terminó para y tuvo que entrar en boxes.
Schumacher, con ese impacto, ya dijo adiós a la carrera, mientras que Hill entró en boxes, buscando un cambio de rueda, para intentar lograr la quinta posición que le asegurara el campeonato. Sin embargo, lo que parecía un pinchazo fue algo peor. Analizado por sus mecánicos, vieron que la suspensión estaba afectada,
Hill no pudo terminar la carrera, por lo que el alemán venció, al no puntuar ninguno de los dos. Una victoria de lo más polémica, donde la tensión entre ambos pilotos era más que palpable.
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