Autor de la fotografía: Tony Harrison
El año lo iban a cerrar en suelo italiano, en el circuito romano de Vallelunga, donde Lancia Corse inscribió una unidad para Giorgio Pianta y Markku Alén. Tuvieron que abandonar por la rotura del motor.
De cara a 1980, Lancia evolucionaba su motor que ahora ya superaba holgadamente los 400cv. La primera cita era en Daytona, en las tradicionales 24 horas celebradas en el circuito de Florida.
Allí se enviaba a la Jolly Club, equipo ligado a Lancia, con un Beta Montecarlo para Facetti y Martino Finotto. La experimentada dupla italiana completó la maratón en décima posición y sumaba unos valiosos puntos para el Mundial de Marcas.
La escuadra oficial aparecía por primera vez esa temporada en Brands Hatch con dos unidades para Patrese / Röhrl y Michele Alboreto / Eddie Cheever. El desenlace en carrera iba a ser un sonoro doblete para Lancia. Poco después, repitieron 1-2 en Mugello con Patrese / Cheever aventajando a Röhrl / Alboreto mientras a punto estuvo de llegar el triplete pues Facetti / Finotto fueron cuartos.
Porsche iba a contraatacar y Lancia debía conformarse con un segundo puesto en Monza y Nürburgring mientras subían a lo más alto del podio en Silverstone.
En las 24 horas de Le Mans, en las que Lancia ponía en liza por primera vez su Grupo 5, los dos coches oficiales tenían que abandonar pero el de la Jolly Club consiguió alzarse con la victoria. Todo un resultado a destacar pese a que en la clasificación general concluyó en posiciones traseras.
Con el campeonato de nuevo rumbo a Estados Unidos para las 6 horas de Watkins Glen, Lancia Corse iba a firmar una de sus mejores actuaciones del año porque sus rivales eran de altura, los Porsche 935 K3 de Dick Barbour Racing e Interscope.
Tras 139 vueltas, Patrese y Hans Heyer -que ese mismo año también iba a vencer el DRM germano con otro Lancia de GS Racing- cruzaron la línea de meta como vencedores por delante de sus compañeros Alboreto / Cheever. Cerraron el año con otra victoria en Vallelunga gracias a Patrese / Cheever que iba a otorgarles el título del Campeonato del Mundo de Marcas.
Para 1981, y en aras de defender el título logrado la campaña anterior, Lancia potenciaba sus vehículos dotándoles de doble turbo y con ello la potencia escalaba hasta más allá de los 500cv.
El primer envite se produjo en las 24 horas de Daytona, prueba en la que los dos nuevos y flamantes Beta Montecarlo oficiales de Riccardo Patrese / Hans Heyer / Henri Pescarolo y Michele Alboreto / Piercarlo Ghinzani / Beppe Gabbiani se vieron afectados por problemas mecánicos pero una vez más la Jolly Club les brindó un resultado excepcional con un tercer puesto en la categoría y quinto absoluto mercedes al buen trabajo de Facetti y Finotto acompañados en esta ocasión por Emanuele Pirro.
Ya en suelo europeo, los equipos privados de Germano Nataloni y la la Jolly Club lograron sendos terceros puestos en los 1000km de Monza y Silverstone tras los abandonos de los coches oficiales de Lancia. En los 1000km de Nürburgring, Heyer y Ghinzani con una unidad de GS Tuning lograron un soberbio segundo puesto entre los Grupo 5, apenas tras el BMW M1 Sauber de Hans-Joachim Stuck y Nelson Piquet, al tiempo que Pescarolo / Andrea de Cesaris y Patrese / Cheever fueron sextos y séptimos respectivamente.
Sin embargo, sería en las 24 horas de Le Mans donde Lancia iba a dar el do de pecho. En un circuito que a priori no les favorecía, Lancia optó por montar un motor menos potente pero que diese un extra de fiabilidad en la maratón francesa.
Iba a ser la decisión correcta. Así, Cheever y Alboreto junto a Facetti iban a llegar a meta en octava posición absoluta -su mejor resultado en Le Mans de largo- y segundos en la categoría tras el Porsche 935 K3 de John Cooper, Dudley Wood y Claude Bourgoignie. El Lancia de la Jolly Club iba a ser cuarto en la clasificación de Grupo 5.
La inercia ganadora prosiguió en las 6 horas de Watkins Glen en julio y sobre el trazado neoyorquino Patrese / Alboreto y de Cesaris / Pescarolo conquistaron las dos primera plazas y además con holgado margen sobre el mejor de los Porsche. Un resultado que iba a servir para certificar de nuevo el título de marcas a Lancia al más alto nivel internacional.
Lancia no solamente habría creado un modelo visualmente precioso sino que su construcción había conseguido aunar un palmarés verdaderamente envidiable.
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